Proceso. Herramientas del Arte

Si MirÃ³ jugara al baloncesto

By admin | Julio 9, 2008

Aparecido en El PaÃs TONI GARCÃA 09/07/2008

MÃ¡s de 200 personas se agolparon el pasado jueves a las puertas de la tienda Opium Barcelona para hacerse con un ejemplar de la Ãºltima locura de Jordan Brand (la divisiÃ³n que comercializa todos los productos que tienen que ver con el jugador de baloncesto Michael Jordan, una estrella de la que aÃºn mucha gente se acuerda en estos tiempos de Kobe Bryant).

La zapatilla en cuestiÃ³n es una Jordan VII con un estampado que homenajea nada mÃ¡s y nada menos que al pintor Joan MirÃ³. Este modelo, conocido como Olympic MirÃ³, quiere ser un tributo a los Juegos OlÃmpicos que se disputaron en Barcelona en 1992 y luce un juego de colores que hasta el menos avezado podrÃa identificar con el artista catalÃ¡n. Los 70 pares de los que disponÃa la tienda volaron en cuestiÃ³n de minutos. Eso sÃ, con dinero y ganas se puede rastrear algÃºn par en Internet.

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Un cocinero prepara una degustaciÃ³n gastronÃ³mica junto a una obra del pintor Eduardo Laborde.

By admin | Abril 20, 2008

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Interpretaciones en la cultura popular

By admin | Marzo 25, 2008

Â Los cuadros de los simpsons

â€º Le tableau que regarde Lisa au musÃ©e est une oeuvre de Joan Miro de 1933. Read the rest of this entry »

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DiÃ¡logo

By alvarodelar | Marzo 21, 2008

Ãlvaro: El Encuentro/Taller teÃ³rico-prÃ¡ctico que impartisteis del 3 al 5 de marzo de 2008, sirviÃ³ para delimitar varios de los temas centrales del proyecto Herramientas del arte. Relecturas. Es cierto que no se pudieron desarrollar todos los conceptos que figuraban en el folleto anunciador, en parte por la concentraciÃ³n de todo el proceso en tres dÃas, pero por algunos de los aspectos que allÃ se discutieron y el debate que crearon, la impresiÃ³n general tras el taller es que se abrÃan muchas preguntas y surgÃan nuevos modos de afrontar la experiencia artÃstica.
Desde el primer momento, este proyecto se ha ideado para generar cuestiones, interrogar supuestos hechos incontestables de la cultura y sus instituciones, plantear entre todos los agentes involucrados hacia dÃ³nde pueden dirigirse las prÃ¡cticas artÃsticas hoy y debatir a propÃ³sito del lugar que ocupa el artista dentro de la sociedad. Asimismo, si algo caracteriza el arte actual es su hibridaciÃ³n de tÃ©cnicas, soportes, modos de exposiciÃ³n y relaciones con otras materias como la polÃtica, la sociologÃa, la historia, la filosofÃa, el psicoanÃ¡lisis, la arquitectura o el urbanismo… a lo que cabe aÃ±adir otros temas calificados de no â€œcientÃficosâ€ pero igualmente teorizables como son la cuestiÃ³n de la memoria, el archivo como modelo de sociedad contemporÃ¡nea, las nuevas redes sociales interconectadas, el asociacionismo y el activismo orientados hacia el arte o proyectados y generados desde Ã©l.
La funcionalidad del arte, su utilidad dentro de la sociedad, tal como se ha planteado al menos desde los aÃ±os treinta del s.XX y su evoluciÃ³n en dÃ©cadas posteriores, Â¿puede tener algÃºn correlato en el arte contemporÃ¡neo actual? Â¿Es posible una relectura de sus funciones y utilidades a partir de elementos generados por las herramientas contemporÃ¡neas, en especial las derivadas o surgidas de la tecnologÃa? Â¿Es ese su Ãºnico modo de releer su prÃ¡ctica? Y, por derivaciÃ³n, en una sociedad gobernada por la macroeconomÃa, donde todo es tasado en tiempo real o incluso por adelantado Â¿puede todavÃa el arte tener una funciÃ³n social real, en el sentido de ejecutable, palpable? Â¿CuÃ¡l o cuÃ¡les considerÃ¡is que son Ã©stas?

Rogelio: Me parece, al respecto, que un asunto central serÃa la necesidad de reflexiÃ³n en torno al papel del intelectual, a l’engagement del artista… retratado al lado de los polÃticos profesionales, estampando su nombre en las listas de firmas de apoyo, en manifiestos, lo estÃ¡ haciendo -por mÃ¡s que pintor, fotÃ³grafo, novelista, cineasta…- en su calidad de famosos: y en ese sentido el gesto de una actriz o un deportista de tomar partido pÃºblico en contra o a favor de una determinada causa es mÃ¡s eficaz en tÃ©rminos de repercusiÃ³n en los media. Si Javier Bardem va a los campos de refugiados saharauis y logra visibilidad en los media para esa causa - y se supone que tambiÃ©n despertar simpatÃa o solidaridad entre el pÃºblico general que amplÃa la admiraciÃ³n o la simpatÃa por el personaje a la causa con la que dicho personaje se identifica o con la que se compromete.
Todo esto Â¿quÃ© relaciÃ³n guarda con el clÃ¡sico “compromiso”?
Tomemos el ejemplo del actor Antonio Banderas, de quien es conocido su apoyo pÃºblico al PSOE, sobre todo o por lo menos en AndalucÃa. Se trata de una postura, o una pose, personal, o del personaje, no de una actitud que pueda verse en su trabajo.
Me cuesta imaginar a un artista visual cuyo grado de fama sea comparable al de una estrella del deporte o del espectÃ¡culo… muertos Picasso, DalÃ, Warhol,… Â¿quiÃ©nes serÃan hoy esos blockbusters? Â¿BarcelÃ³, a lo mejor?
Me parece claro que no es es esa dimensiÃ³n, digamos “pÃºblica”, donde habrÃ¡ que buscar, no es pues en su pose o sus declaraciones donde residirÃ¡ el rol polÃtico de un artista, sino en su obra, en su trabajo -y no sÃ³lo o no tanto en el recurso a una temÃ¡tica o una retÃ³rica reconocible como perteneciente a una tradiciÃ³n que podamos identificar como polÃtica (arte de propaganda, por ejemplo)- sino en su funciÃ³n, en quÃ© hace, para quÃ© sirve, cuÃ¡l es su posiciÃ³n con respecto a y en el interior de las dinÃ¡micas sociales, polÃticas, etc.

Daniel: Siguiendo con lo que decÃa Rogelio, y entendiendo que el entrecomillado de la “dimensiÃ³n pÃºblica” hace referencia a cuestiones de visibilidad, querrÃa ir un poco mÃ¡s allÃ¡. La prÃ¡ctica artÃstica, tal y como yo la entiendo, debe de convertirse tambiÃ©n en una muestra de la “resistencia” a un modelo que pretende mantenerse con obstinaciÃ³n en un espacio de relaciones cada vez mÃ¡s jerarquizado, difuso, globalizado, estandarizado. Quienes gestionan el entramado de las industrias culturales y la direcciÃ³n de las instituciones culturales han abandonado hace dÃ©cadas los procesos de generaciÃ³n de nuevos contenidos y la producciÃ³n cultural como construcciÃ³n colectiva. Ahora se dedican simplemente a desarrollar una estructura de poder personal subiÃ©ndose a la parte mÃ¡s visible y mediÃ¡tica de las instituciones artÃsticas pÃºblicas y privadas. Ostentan el poder y gestionan la realidad de su pequeÃ±o imperio. La InstituciÃ³n Arte ha sido absorbida como un mecanismo mÃ¡s de los procesos de producciÃ³n de servicios, es parte activa de los procesos de turistizaciÃ³n y participa en la compleja readaptaciÃ³n de las infraestructuras de la nueva ciudad. Los artistas hemos sido relegados en la corte por una nueva Ã©lite de gestores culturales que ejercen desde torres de marfil que tienen forma de mausoleos y en acontecimientos bianuales.

El conflicto de intereses que plantea este modelo estÃ¡ servido y la radicalizaciÃ³n de posturas es aprovechada muy oportunamente por quienes ostentan el poder y estÃ¡n muy bien posicionados en esos espacios de visibilidad. Visibilidad que hasta estos momentos la dan los medios de comunicaciÃ³n tradicionales, es decir, la Radio, La TelevisiÃ³n y el PeriÃ³dico. Â¿Quienes son los dueÃ±os o, al menos, controlan estos medios? Y lo que es mÃ¡s importante, Â¿quienes sus aliados?

Lo artistas lo tenemos claro, o nos asimilamos en este nuevo sistema de gestiÃ³n, o nos pasamos a la arquitectura para recuperar los favores de la corte. Lo demÃ¡s es situarse en un estadio de pÃ©rdida permanente. Claro que tambiÃ©n podemos situarnos en un estadio de “resistencia” (Â¿permanente?).

Yo me decanto por esto Ãºltimo. Los modelos estÃ¡n en continua definiciÃ³n, afortunadamente las actuales tecnologÃas de informaciÃ³n y comunicaciÃ³n han generado un nuevo marco de actuaciÃ³n en medio del cual se desenvuelven tanto situaciones previas como nuevos escenarios que podemos aprovechar, tambiÃ©n los artistas. Y creo que estas transformaciones estÃ¡n poniendo en crisis los modelos de distribuciÃ³n y gestiÃ³n cultural dominante. El espacio digital no surgiÃ³ simplemente como un medio que permite la comunicaciÃ³n, tambiÃ©n surgiÃ³ como un nuevo teatro para todo tipo de operaciones. Y este es claramente un espacio disputado cuyos intereses ven amenazados sus viejas jerarquÃas. El Arte tiene ahÃ una funciÃ³n tambiÃ©n polÃtica que necesita de posicionamientos Ã©ticos claros. El Arte, como cualquier otro proceso cultural, es bÃ¡sicamente un proceso de transmisiÃ³n, de transferencia, de dialogo continuo, permanente y necesario, pero no lo olvidemos, tambiÃ©n es transgresiÃ³n, ruptura, ironÃa, parodia, apropiaciÃ³n, usurpaciÃ³n, confrontaciÃ³n, investigaciÃ³n, exploraciÃ³n, interrogaciÃ³nÅ contestaciÃ³n. Busquemos pues el contexto idÃ³neo que permita desarrollar esta idea en condiciones mÃ¡s optimas. Y si no existe, tendremos que intentar crearlo.

Ãlvaro: Por seguir con el tema planteado por Rogelio. Es cierto, dejÃ©monos de grandes proclamas a propÃ³sito de las posibilidades revolucionarias del arte y el inevitable anacronismo que supone, a dÃa de hoy, esa ilusiÃ³n sin concesiones.
En cualquier caso, lo que apuntas sobre la relaciÃ³n entre un cierto compromiso massmediÃ¡tico y otro que se viera o no reflejado en el trabajo realizado, es asunto de vital importancia en el arte visual. Resulta casi impensable que el trabajo de un artista concreto, en especial si su obra se caracteriza por lidiar con temas sociales, pudiera no ir parejo con su forma de comportarse ante determinados asuntos polÃticos. Y, sin embargo, la historia estÃ¡ llena de intelectuales, poetas, artistas, filÃ³sofos… cuya obra ha trascendido su Ã©poca y es considerada relevante, y cuyas acciones personales pueden ser juzgadas â€“y, de hecho, lo han sido- como no apropiadas en relaciÃ³n no sÃ³lo a su obra, sino tambiÃ©n y desde un punto de vista Ã©tico, con lo otro. Este es un gran tema todavÃa muy actual. El arte, tal vez debido a su intrÃnseca vocaciÃ³n descriptiva, visibilizando y haciendo patentes interpretaciones personales de asuntos importantes, siempre es relegado de la toma de decisiones no ya polÃticas, sino tambiÃ©n culturales. De hecho, las propias polÃticas culturales, con frecuencia son planificadas por cargos polÃticos con una marcada fobia cultural o, cuanto menos, por una visiÃ³n reduccionista de Ã©sta.
Esa dimensiÃ³n pÃºblica que comentas, donde el compromiso del artista debe quedar patente, alejado de los flashes mÃ¡s llamativos como ocurre con los actores y actrices, Â¿es la que conforman los espacios de arte institucionales, las galerÃas, los nuevos espacios que proporcionan las herramientas tecnolÃ³gicas alojadas en la red… o es mÃ¡s bien un lugar propio, que cada uno hace suyo y que se torna visible tambiÃ©n de forma personal y casi impredecible? Â¿Puede haber gestos, acciones, trayectos… que puedan ser dados en comÃºn, o el hÃper-individualismo del arte sÃ³lo permite actos unipersonales?

Daniel: En la nueva configuraciÃ³n de las industrias culturales, en las que trabajan un cada vez mayor nÃºmero de personas, los artistas formamos el Ãºltimo escalafÃ³n de la jerarquÃa de las mismas y estamos a la cola de las retribuciones econÃ³micas que el sistema produce. Es decir, que hay mucha gente que se ganan la vida en este mundo, pero los artistas, en cambio, parece que nos “jugamos la vida”. Y yo me pregunto, Â¿se puede mantener el sistema del Arte sin artistas contemporÃ¡neos?, parece ser que para muchas instituciones sÃ. Afortunadamente la prÃ¡ctica del arte no se circunscribe solamente a la parcela institucional y de mercado, puede y debe encontrar, o sino inventarlos, nuevos territorios desde los que desarrollar nuevas propuestas.

Uno de los territorios desde los que podemos operar, y que desde luego debemos de reclamar una revisiÃ³n urgente del sistema imperante y una reformulaciÃ³n, es el de la nociÃ³n de propiedad intelectual que debe de evolucionar hacia un nuevo contexto de cultura mÃ¡s ‘libre’. Las leyes puestas en marcha por nuestros gobernantes en la nueva Ley de Propiedad Intelectual, como el derecho de copia privada, reducido ahora a la mÃnima expresiÃ³n, son anacrÃ³nicas para la era de Internet, entiendo que las actuales regulaciones suponen un verdadero lastre para la creaciÃ³n, el acceso a la informaciÃ³n y la difusiÃ³n del conocimiento. Yo creo que en este tipo de territorios es donde le artista visual puede dar muestras de compromiso y ejemplo con su trabajo, de lo contrario verÃ¡ limitada su capacidad de actuaciÃ³n. HistÃ³ricamente su trabajo ha estado muy asociado a visiones demasiado egocÃ©ntricas, como comenta Ãlvaro, hÃper-individualistas, centradas en la visiÃ³n del objeto Ãºnico como Ãºnica referencia material a su trabajo. ConvirtiÃ©ndose en mero valor de cambio en un mercado que, por otro lado, tambiÃ©n estÃ¡ evolucionando.

Como habÃa dicho antes estamos inmersos en un profundo proceso de cambio que estÃ¡ generando actitudes que han permitido la gestaciÃ³n, a nivel global, de distintos movimientos a favor del desarrollo de nuevas formas de innovaciÃ³n y de creaciÃ³n colectiva, asÃ como a favor de compartir libremente el conocimiento adquirido y los derechos de su uso. Es un proceso complejo y global de cooperaciÃ³n y desarrollo que constantemente suma participantes e intereses. Son formas de organizaciÃ³n del trabajo que se afirman como mÃ¡s productivas y tremendamente capaces de orientar la innovaciÃ³n hacia un objetivo de interÃ©s comunitario. La cooperaciÃ³n social desvela su poder de innovaciÃ³n y creaciÃ³n, entendida como el mejor modo de apoyar un modelo que permite la distribuciÃ³n y expansiÃ³n de los contenidos para participantes, usuarios y audiencia. Los artistas evidentemente debemos formar parte del proceso de cambio. Y no serÃ¡ fÃ¡cil adaptarse.

Ãlvaro: Por vuestras palabras, parece deducirse que la funciÃ³n del artista ya no puede ser la de un mero representador del mundo, entendida esta representaciÃ³n como la acciÃ³n que permite crear obras que prueben la individualidad creativa y distintiva de cada artista. Sin embargo, en todos los foros artÃsticos, la particularidad creativa del artista, su sello, sigue siendo lo que determina su calidad. Â¿Existe en esto una contradicciÃ³n? Si es asÃ Â¿cÃ³mo la asumÃs en cuanto que artistas activos dentro del mundo del arte?

Ãlvaro: La cuestiÃ³n de la supervivencia es clave si queremos dilucidar cuÃ¡l es la tarea del artista y su lugar dentro del entramado artÃstico. Como seÃ±ala Daniel, parece que los artistas â€œse juegan la vidaâ€ haciendo lo que hacen, mÃ¡s que ganÃ¡rsela como cualquier trabajador lo hace desempeÃ±ando su trabajo. A propÃ³sito de esto, convendrÃa traer a colaciÃ³n una de las ideas desarrolladas por IvÃ¡n de la Nuez en el texto que se incluye en este cuaderno y que tiene por subtÃtulo â€œArte, polÃtica y supervivenciaâ€. En la Ãºltima parte del texto, que saliÃ³ publicado anteriormente en el suplemento cultural Babelia con el tÃtulo â€œIntelectuales en la era de la imagenâ€, IvÃ¡n propone que la cultura visual estÃ¡ sustituyendo, lenta pero inexorablemente, a la cultura escrita â€œcomo transmisora de saberâ€. Y argumenta que, por lo tanto, los artistas tienen ante sÃ la tarea de convertirse en los intelectuales de la era de la imagen.
Esta idea, sin duda clave para entender la complejidad cada vez mÃ¡s especÃfica del arte contemporÃ¡neo, plantea sin embargo otras dudas; entre las cuales destaca, a mi modo de ver, la de cuestionar si el vocablo â€œintelectualâ€ y todo lo que histÃ³ricamente ha supuesto esta figura, resulta de ayuda para la comunicaciÃ³n de los nuevos modos de entender el arte o lleva adosado un lastre. Es decir, si tambiÃ©n el tÃ©rmino intelectual necesitarÃa de una redefiniciÃ³n o de una relectura dentro del territorio cultural donde, como afirma Daniel, todo estÃ¡ en proceso de transformaciÃ³n.

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